lunes, 10 de septiembre de 2012

Creo que a partir de este momento las cosas han cambiado totalmente. Desde entonces el túnel no vuelve a ser completamente negro, ahora está una luz enorme al fondo que me permite ver todos los obstáculos que antes no veía, ya no se oyen carcajadas de fondo, que hacían que todo fuera más fácil, ahora no se oye nada, abunda el silencio, un silencio aterrador. Antes sentía que estaba perdida, pero que poco a poco iba encontrándome y con cada paso que daba la sonrisa de mi cara era más y más grande y el doble de sentimiento que las anteriores. Ahora camino con la cabeza agachada, mirando ese suelo en el que siento que me he caído y ni una mano me podrá  levantar, sin sonrisas dibujadas.
Hay días en los que desearías no haberte levantado de la cama y que todo lo que te ocurrió fuese un mal sueño. Esos días en los que no tienes ganas de ver a nadie, ni hablar a nadie, ni hacer absolutamente nada, te bastaría con que se abriese un agujero en el suelo y te absorbiese para no volver a aparecer hasta mañana a este mundo al que hoy ves infernal. Sientes la necesidad de gritar, de llorar, de desaparecer, todo menos existir. Te peleas con quien más quieres, deseas que desaparezca de tu vista, pero a la vez deseas abrazarlo y salir de esta pesadilla en la que has despertado hoy. Hay días que deberían borrarse del calendario, días que por alguna razón se tiñen de gris y cuando pasan quieres olvidarlos para nunca más recordarlos.

Eres adolescente;

Te "enamoras" de alguien que tal vez no sepa ni tu nombre. Tu corazón dirige a tu cerebro. Te sientes mal con tu cuerpo. Te puedes despertar comiéndote el mundo, o comiéndote el suelo. Dices que te gusta estar solo, pero necesitas a mucha gente cerca de ti. Odias la distancia y a música es la única que te entiende.